miércoles, 19 de noviembre de 2008


“Muchos turistas vienen a Córdoba por la noche. Llegan y ya quieren saber cuáles son los  mejores boliches”, explica Darío Estevan Olinuck, de 24 años, estudiante y recepcionista de un hostel en el centro de la ciudad.

Los boliches, como se refieren los argentinos a los lugares para bailar, están en casi todas las partes, pero, en general, se ubican en tres principales regiones: Nueva Córdoba, dónde están también casi todas las residencias de estudiantes de la ciudad, El Cerro  y El Chateau.

Como en toda Argentina, el movimiento empieza tarde. Muy tarde. Medianoche para los argentinos es temprano, es cuando la gente se reúne para la conocida “previa”. Hasta las dos, dos y media de la madrugada, los jóvenes se juntan en bares o residencias de los estudiantes para charlar, tomar algo, en suma, prepararse para la noche.

“Muchas veces, cuando estoy cansada, voy solo a la previa y vuelvo a casa”, cuenta la estudiante de 20 años, Juliana Gimenez.

 

Entre los tragos preferidos que se suelen tomar en previa, o en los boliches (por un precio bien más alto), está el Fernet, bebida muy típica de Córdoba, tomada con Coca-cola, con olor fuerte y sabor extremadamente amargo, que ellos, los jóvenes, parecen ni notar.

El camino entre los lugares de la previa y los boliches es hecho, en general, en taxi o remís (transporte particular que, a diferencia de los taxis, no es regulado por el estado).  Las tarifas suelen ser baratas, principalmente si se dividen entre grupos grandes de amigos.

Para las chicas, los precios para ingresar a un boliche tampoco suelen ser un problema. En general, la entrada les sale a diez pesos, con derecho a una cerveza o fernet.  Y para las que desean divertirse con gastos mínimos, hay también otra opción: llegar “temprano”. Muchos boliches hacen descuentos especiales para las chicas que llegan antes de la una o dos de la madrugada. “Ya salí de casa a bailar con cinco pesos”, cuenta riéndose, Juliana Gimenez.

Los precios bajos, sin embargo, son un privilegio de las mujeres. Los hombres pueden pagar hasta 30, 35 pesos solamente para ingresar a un boliche. Y los gastos no paran durante toda la noche. “Nos compramos y pagamos tragos a las chicas”, dice el estudiante Pablo Ávila, 21 años. 

Salvo la cuestión financiera, la noche cordobesa es sí democrática. Se encuentra música de todos los estilos: reggaeton, el cuarteto, rock nacional e internacional y, en gran cantidad, música electrónica. “El reggaeton está de moda, pero el cuarteto es una música muy típica de Córdoba”, explica Juliana.

Entre música, tragos y parejas recién formadas, la agitación en los boliches sigue hasta las cinco, seis de la mañana. Pero se equivoca quien piensa que después de la fiesta el destino de los jóvenes es volver a casa. “A la mañana es la mejor parte, cuando vamos a los “afters”, afirma Diego Bazan, estudiante de 22 años, refiriéndose a la palabra del inglés “after” que quiere decir “después”. En los afters la diversión continúa: más música, más tragos y más parejas.

Para los jóvenes cordobeses la agitada noche solo termina en la tranquilidad del día.

 

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