Arturo Pérez-Reverte expone, en el artículo Venganza académica, su punto de vista con relación a la dificultad para escribirse una novela. Pero la manera con que discurre es astuta y critica. El tema del texto constituye una cierta indignación con intelectuales, sobre todo, un profesor que le denuncia errores, supuestamente, presentes en la última novela del periodista.
En la primera frase, en el primer párrafo, el autor invita al lector a participar del tema por medio de la deixis personal “les” en “Alguna vez les he contado (…)”, para sugerir un acercamiento a sus lectores. Éstos, a la vez, son mencionados en el texto con verbos en 2ª persona: “escribes”, “sepas”, dejando claro la presencia de los interlocutores.
Ahora bien, cada vez que los modalizadores se articulan en el texto, enfatiza a los seguidores del académico algo para reflejar respeto al acto de escribir una “obra que uno acaba de parir”, o “un artefacto complejo”. Con esa proximidad, se percibe, en el segundo párrafo, que el lector modelo será quien muestra empatía con el periodista, quien comprende el esfuerzo del novelista en escribir un libro.
Así, lo que los lectores pueden inferir es que la escritura involucra un nivel superior, académico, y es ejemplificado, en el tercer párrafo, cuando el autor pone jergas especificas del medio marítimo - “lugre, molinete, cabrestante”. Incluso, el lenguaje informal en primera persona, como “he contado, supongo”, deja explícito la presencia del autor, cuyas opiniones expresan su articulo contra personas supuestamente intelectuales.
La ironía se hace frecuente, principalmente, cuando se encuentran sustantivos que esconden juicios de valor, en el cuarto párrafo, como “fulano”, "listillos tocapelotas”, como si la persona que hizo la denuncia fuera cualquiera uno, sin importancia de los apuntes enviados a la RAE. Ese tono ironico muestra la disconformidad del miembro de la RAE “cazadores de erratas profesional”, “autores pervesos”, o sea, el autor confiere más una posición argumentativa de que él domina muy bien las cuestiones lingüísticas, y aunque su novela contenga posibles errores eso no perjudica toda la obra. Las palabras dichas en tono peryorativo, citadas arriba, aluden a sinonimia para lograr éxito cuanto a variaciones del vocabulario de modo que se evitan repeticiones. De ahí, sigue con el lenguaje informal, con los coloquialismos: “poner gambas”, “goteándome el colmillo”.
Pérez-Reverte remite a la idea que los lectores pueden y deben opinar respeto a posibles errores de obras publicadas, con todo, hay formas de hacerlo. Entonces, cargado de subjetividad, a través de procedimientos gramaticales diversos, él expone su presencia con verbos en primera persona del plural, a verse: “recibimos el primer ejemplar”, “abrimos al azar”, “ponemos trampas”, con intuito de acercase al público de él.
En el último párrafo, Pérez-Reverte comenta su opinión con la frase “Hay día que me encanta ser académico” volviendo al tema de la crítica al profesor, pero asumiendo la posición de un catedrático miembro de la Rae, periodista y novelista, es decir, que el denunciante se equivocó, los errores podrían ser intencionales, que antes de hacer denuncias deberían procurar al escritor para confirmálos.
En la primera frase, en el primer párrafo, el autor invita al lector a participar del tema por medio de la deixis personal “les” en “Alguna vez les he contado (…)”, para sugerir un acercamiento a sus lectores. Éstos, a la vez, son mencionados en el texto con verbos en 2ª persona: “escribes”, “sepas”, dejando claro la presencia de los interlocutores.
Ahora bien, cada vez que los modalizadores se articulan en el texto, enfatiza a los seguidores del académico algo para reflejar respeto al acto de escribir una “obra que uno acaba de parir”, o “un artefacto complejo”. Con esa proximidad, se percibe, en el segundo párrafo, que el lector modelo será quien muestra empatía con el periodista, quien comprende el esfuerzo del novelista en escribir un libro.
Así, lo que los lectores pueden inferir es que la escritura involucra un nivel superior, académico, y es ejemplificado, en el tercer párrafo, cuando el autor pone jergas especificas del medio marítimo - “lugre, molinete, cabrestante”. Incluso, el lenguaje informal en primera persona, como “he contado, supongo”, deja explícito la presencia del autor, cuyas opiniones expresan su articulo contra personas supuestamente intelectuales.
La ironía se hace frecuente, principalmente, cuando se encuentran sustantivos que esconden juicios de valor, en el cuarto párrafo, como “fulano”, "listillos tocapelotas”, como si la persona que hizo la denuncia fuera cualquiera uno, sin importancia de los apuntes enviados a la RAE. Ese tono ironico muestra la disconformidad del miembro de la RAE “cazadores de erratas profesional”, “autores pervesos”, o sea, el autor confiere más una posición argumentativa de que él domina muy bien las cuestiones lingüísticas, y aunque su novela contenga posibles errores eso no perjudica toda la obra. Las palabras dichas en tono peryorativo, citadas arriba, aluden a sinonimia para lograr éxito cuanto a variaciones del vocabulario de modo que se evitan repeticiones. De ahí, sigue con el lenguaje informal, con los coloquialismos: “poner gambas”, “goteándome el colmillo”.
Pérez-Reverte remite a la idea que los lectores pueden y deben opinar respeto a posibles errores de obras publicadas, con todo, hay formas de hacerlo. Entonces, cargado de subjetividad, a través de procedimientos gramaticales diversos, él expone su presencia con verbos en primera persona del plural, a verse: “recibimos el primer ejemplar”, “abrimos al azar”, “ponemos trampas”, con intuito de acercase al público de él.
En el último párrafo, Pérez-Reverte comenta su opinión con la frase “Hay día que me encanta ser académico” volviendo al tema de la crítica al profesor, pero asumiendo la posición de un catedrático miembro de la Rae, periodista y novelista, es decir, que el denunciante se equivocó, los errores podrían ser intencionales, que antes de hacer denuncias deberían procurar al escritor para confirmálos.
Por Roseane C.S. Bomfim
!Hola!!! No es facil hacer comentarios ni recibirlos, principalmente cuando vienen los comentarios críticos negativos, como vemos en el texto "Venganza Académcia".
ResponderEliminarCreo que su manera de escribir es positiva, pues has expresado en su comentario las principales ideais de la estructura del texto de Arturo Pérez.
La manera como hizo el comentario crítico del texto de Pérez-Reverte,siguió lo que nos fué determinado.Por eso la felicito por el texto claro y sin ambigüedades.
ResponderEliminar!Hola! Roseane,
ResponderEliminarTu comentario está muy bueno, principalmente porque dejaste claro y dejiste bien aquello que querías decir. Tus ponderaciones gramaticales acerca de la forma están también muy bien hechas y fue esta objetividad lo que me gustó en tu texto.