“Venganza académica” parece ser una protesta en contra a los dichos intelectuales de la sociedad contemporánea que tienen como objetivo de vida tratar de destruir obras ajenas. Pérez-Reverte, con un estilo sutil y al mismo tiempo duro, logra criticar a esos falsos intelectuales, representados en el texto por “un profesor de Lengua y Literatura” que escribe al autor para denunciarle errores inexistentes en su última novela.
El texto empieza de una manera muy particular, “alguna vez les he contado...”, lo que sugiere una proximidad del autor con sus lectores. Pérez-Reverte, al utilizar estructuras como éstas, parece compartir sus impresiones de mundo con su público. Él crea una proximidad a la gente que le permite ponerse en una posición legítima y fija, la del que escribe íntimamente a sus lectores, que ya lo conocen y a sus producciones. De este modo, tenemos un escritor legitimado por su público, respetable.
Justamente por esa rpoximidad establecida entre Pérez-Reverte y sus lectores, hay un predominio del lenguaje informal en “Venganza académica”. Para el autor no es interesante simplemente estar cerca de su público, hay que dejar eso explícito en su escritura para que sea plena y confiable dicha cercanía. Es eso que garantiza el éxito de Pérez-Reverte, su público lo quiere, le gustan cómo escribe y sobre qué escribe. En definitiva eso hace con que de Pérez-Reverte esté protegido por sus lectores, que legitimizan lo que escribe. Por ello vemos, en “Venganza académica”, expresiones como “tal o cual errata en la página equis”, se dice que tal errata es “gorda”, que “un gazapo salta a la cara”, que un texto puede contener “erritas”, estructuras que hacen parte del cotidiano de la gente, reforzando también la intimidad entre autor y público.
A continuación, sobre el lenguaje utilizado por Pérez-Reverte, hay todavía el uso de metáforas en el texto. Si pensamos que el lenguaje figurado nos sirve incluso para expresar con más exactitud lo inexacto, para que intentemos “explicar” experiencias demasiadamente complejas y subjetivas, como el proceso de escritura de una obra, dicho uso parece pertinente en “Venganza académica”. El autor quiere, para seguir manteniendo la cumplicidad tan necesaria con sus lectores, transmitirles sus angustias y problemas, reforzando la “amistad y semejanza” que hay entre ellos. De este modo, decir que escribir una novela “es poner en pie un artefacto complejo, con reglas, estructura y mecanismos internos” sirve también para que al autor muestre a su público amigo que no escribe de modo aleatorio, sino que es un intelectual respetable no merecedor de críticas como las hechas por los “cazadores de erratas profesionales”. Resumiendo, “errar es humano” y eso suele pasar con el autor y con cualquiera, “nos ha pasado cien veces a todos”.
Ahora bien, Pérez-Reverte considera los errores del escritor, sean grandes o no, pero no admite que un “ridículo pasándose de listo” lo critique. Para al autor los errores son “clásicos del oficio”, sin embargo el hecho de que escribe novelas “desde hace vinte años” lo hace tener “mucho respeto por todos sus colegas”, pues conoce “bien el trabajo que hasta la peor novela tiene dentro”. Así, pues, Pérez-Reverte transmite una imagen de escritor justo y consciente, una vez más confiable a sus lectores, lo que le da autoridad para criticar al “profesor de Lengua y Literatura” e indirectamente a todos los falsos intelectuales, “doctores buscapleitos” que “meten de forma desagradable los dedos en la boca”.
El lenguaje informal está presente en todo el texto, lo que conviene al escritor que se dirige a “compañeros” lectores . Por ejemplo, Pérez-Reverte introduce el tema, en el tercer párrafo, diciendo “volviendo a lo de las erratas y descuidos”, es decir, depues de toda la exposición sobre los problemas de la escritura, el autor va, finalmente, a empezar la crítica dirigida, objetivo principal de “Venganza académica”.
Otros procedimientos que le confieren, en ese mismo parágrafo, un status no solamente de escritor simple y cerca del público, sino de un especialista, es el uso de vocábulos que aluden al universo marítmo, como “lugre”, “proa”, “molinete” y “cabrestante”. Se puede entender también el uso de esos recuros como otra estrategia de Pérez-Reverte. Él no quiere ser solamente el escritor que escribe informalmente y que posee poco trabajo de lenguaje, utilizando solo expresiones de lengua oral. Al contrario, quiere ser lo más amplio posible para lograr la confianza del público tambien lo más amplio posible. Dicho de otra manera, Pérez-Reverte se muestra, en “Venganza académica”, un escritor completo, que sabe exactamente cómo dominar su escritura, mezclándo lo culto y lo coloquial, lo eloborado y lo simple. Todo eso para, incluso, ganar el respeto y la adhesión de aquellos a quienes se dirige.
En relación con el cierre del texto, en que podemos ver el ejemplo del profesor de Lengua y Literatura que intenta criticar la escritura de Pérez-Reverte, notamos un tono más duro del autor. Él mismo admite “gotearse el colmillo” mientras contestaba dicha crítica, que se resume en el hecho de que dicho profesor acusa injustamente a Pérez-Reverte de confundir los verbos intimar con intimidar “hasta seis veces”. El autor le da la “venganza” desde una posición miembro de la Real Academia, lo que le da el capital simbólico para dicha contestación. Para darle al profesor el “último golpe”, le recomenda las obras de la RAE para que le sirvan de referencia antes de acusar a un escritor de “más de veinte años de profesión” nuevamente.
Ya en lo que se refiere a los aspectos esencialmente lingüísticos del texto, cabría resaltar algunos procedimientos. En primer lugar el uso de la segunda persona del singular inclusivo, según la perspectiva de Kerbrat-Orecchioni, para, sobre todo, reforzar el compartimiento de mundo entre autor y lector y la consecuente cumplicidad entre ellos. En segundo lugar la seleción léxica que privilegia adjetivos subjetivos afectivos y axiológicos, también según las nociones de Kerbrat, que demuestran un juicio de valor por Pérez-Reverte, conveniente a la secuencia argumentativa que también compone “Venganza académica”. En tercer lugar la ironía, presente, por ejemplo, en el término “doctores” de crítica literaria, de que Pérez-Reverte no se asume responsable, es solamente el sujeto de la encunciación, no el locutor del encunciado, conforme las nociones de Ducrot.
Por todo eso se puede decir que, en el texto en cuestión, el uso de la norma lingüística está en función del sujeto de la enunciación. El autor utiliza los registros según sus intenciones comunicativas (BALLY apud KERBRAT-ORECCHIONI). Por ello vemos un “Venganza académica” minuciosamente contruído, en el cual cada palabra está puesta en su debido lugar para garantizar, sobre todo, que el autor logre persuadir a su lector.
Bueno Luiza,voy a empezar haciendo um comentario positivo.Me encantó que pudiste percibir cosas como estas:
ResponderEliminar"El autor quiere, para seguir manteniendo la cumplicidad tan necesaria con sus lectores, transmitirles sus angustias y problemas, reforzando la “amistad y semejanza” que hay entre ellos."
!Es exatamente lo que pienso!
Bueno, creo que tenemos en la clase de español una investigadora de mucho valor, y lo digo por el penúltimo párrafo:"Pérez-Reverte no se asume responsable, es solamente el sujeto de la encunciación, no el locutor del encunciado, conforme las nociones de Ducrot".Me encantó tu análise, sigas así mujer que tengo mucho que aprender contigo.... besos...
Conozco a Luiza y ya esperaba un texto bien escrito, con buenas ideas y diferente,sin tonterías.Me gustó cuando dijo que"el lenguaje figurado nos sirve incluso para expresar con más exactitud lo inexacto, para que intentemos “explicar” experiencias demasiadamente complejas y subjetivas". Creo que otros textos interesantes vienen por ahí(pero no se preocupe demasiado con eso Luiza).
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