“La asombrosa inteligencia de Paris Hilton” es un artículo de opinión de Rosa Montero, cuyo tema principal es el valor de la inteligencia en la sociedad actual. La autora cree que la inteligencia cuantificada por test no agrega valor a la persona que la posee, una vez que, para Montero, inteligencia pura, aislada, no humanizada y no aplicada a las relaciones sociales no le hace a una persona verdaderamente inteligente.
Una de las estrategias argumentativas de Rosa Montero para fundamentar dicha tesis es la ejemplificación del resultado del test de inteligencia a lo cual fue sometida la millonaria Paris Hilton. La autora supone que, como tal resultado fue elevado, clasificando a Paris superdotada, test como estos solo pueden revelar inteligencias vacías cuya única utilidad sería “para hacer crucigramas”. En este momento del texto, vemos que Montero cuenta con los conocimientos de mundo de sus lectores. Ella no describe a Paris porque espera que el público ya sepa que es una persona fútil, vaga, constantemente involucrada en escándalos sexuales y, por lo tanto, que contraría lo que se espera de una persona inteligente. Por ello justifica que hay un equívoco en dichos test o en el concepto de inteligencia compartido en la sociedad.
Se puede decir que ese estilo de Rosa Montero es conveniente también al texto periodístico. La objetividad es cara al soporte, que trata siempre de atender a una demanda de lectores ya suficientemente informada que busca en los artículos de opinión, por ejemplo, no la información pura y simplemente, pero el análisis que uno hace de la información. El público exige de Rosa Montero no la transmisión de una noticia, sino el punto de vista de esta ecritora profesionalmente “vieja”, como ella mismo lo admite, sobre la noticia.
Siguiendo la misma línea de argumentación, esa autora cita otros ejemplos contemporáneos de supuesta inteligencia vacía, como la cantante Madonna (ya que Paris es superdotada, Madona, que es “menos mentecata”, es aún más inteligente) y la escritora Marilyn vos Savant, cuyo nombre figura en el Libro de los Récords como “la persona más inteligente del mundo”. Vemos que, a lo largo del texto, hay una preocupación de Montero por mantener con el lector la credibilidad de lo que escribe. Ella no se responsabiliza de muchas informaciones que expone, aunque use fuentes reales y legítimas, como el Libro Guiness de los Récords. Montero quiere que su público sepa que no es ella quien afirma, sino que solo está criticando informaciones que recibió. Por ello hay en “La asombrosa inteligencia de Paris Hilton” estructuras como: “acabo de leer en el periódico”, “dicen que sacó 132”, “dicen que la pérsona más inteligente del mundo una tal de Marilyn vos Savant”. De esta manera la autora saca la responsabilid frente al lector en cuanto a la procedencia de los datos mencionados y se pone en la misma situación de éste; ambos están buscando la verdad. Ambos se cuestionan con relación a la inteligencia que es valorada actualmente. Tenemos, en síntesis, una autora buscando la adhesión de su público al acercarse a ese público.
A continuación Rosa Montero cierra el texto provocando una relfexión en su lector. Ella conceptua lo que considera que sea una persona inteligente, resaltando que, por más que los elaborados test desarrollados bajo avances tecnológicos y científicos también elaborados traten de ser precisos, son incapaces de medir la complejidad inherente a “nuestra trastienda mental”.
Para estructurar sus ideas, la autora echa mano de muchos elementos. Para empezar cabría señalar la predominancia de un lenguaje que, aunque formal, es decir, gramaticalmente correcto, se acerca más al cotidiano justamente para confirmar su cercanía al público lector anteriormente dicha. No se nota un vocabulario muy complejo o elaborado, sino expresiones simples para aclarar aún más su posicionamento, como “tirar cohetes”, “tomar a pies juntillas”, “cuadratura del círculo”, “cuanto más vieja soy” o “petarda de Paris Hilton”.
En este sentido cabría señalar también la presencia de la autora a través de recursos lingüísticos como las deixis personales. A lo largo de todo el texto vemos explícitamente la voz de Rosa Montero, por medio de sentencias, como “nunca me he fiado gran cosa de los test de inteligencia” o “lo que yo entiendo por ser una persona sabia”, lo que ayuda a confirmar la tesis de que la autora se muestra a sí misma para mantener su tendencia de persuadir estando cerca de su público, mostrándose claramente a su lector. Por otro lado, en cuanto al uso de la impersonalidad, hay un interesante momento en que la autora, en vez de resaltar la presencia de lo subjetivo en el texto, como ha hecho en su mayor parte, lo objetiviza al hablar de la inteligencia en lugar de la persona que es inteligente: “una inteligencia abstracta capaz de resolver formidables problemas algebraicos no es nada si no se humaniza”. Ese camino contrario crea en en “La asombrosa inteligencia de Paris Hilton” un valioso juego: para hablar del objeto inteligencia, Montero usa sujetos como Paris Hilton, sin embargo, para hablar de los sujetos, Montero usa el objeto inteligencia
Las modalizaciones también están presentes en el texto, ya que son un recurso muy conveniente a escritos en los cuales la subjetividad se hace explícita. Según la perspectiva de Kerbrat-Orecchioni, hay, en “La asombrosa inteligencia de Paris Hilton”, sobre todo, adjetivos subjetivos como “petarda” y valorativos, estos principalmente para marcar un cierto eruditismo lexical también presente en el texto, como “ególatra” o “superferolítico”.
Finalmente sería relevante destacar también en el texto la presencia de la polifonía de Ducrot, marcada principalmente por las comillas que caracterizan un discuro en estilo directo. En el texto, ese discurso marcaría un simulacro de charla entre padre e hija, Paris e Hilton sobre la supuesta inteligencia de ésta. Ese recurso, además de proporcionar una dinamicidad a “La asombrosa inteligencia de Paris Hilton”, crea un efecto humorístico, estrategias interesantes al género al cual pertenece ese texto de Rosa Montero.
En definitiva “La asombrosa inteligencia de Paris Hilton” se constituye como una enseñanza a las sociedades contemporáneas. Montero lleva a sus lectores a reflexionar sobre su propia existencia y a cuestionar sus valores.
Es interesante el comentario del artículo de Rosa Montero, escrito por Luiza. Su explicación, con relación a la preocupación de la autora “por mantener con el lector la credibilidad de lo que escribe”, es muy acertada. Estoy de acuerdo con la afirmación de que “Ambos [la autora y los lectores] se cuestionan con relación a la inteligencia que es valorada actualmente”.
ResponderEliminarComparto la opinión con respecto a la reflexión que la autora del artículo comentado provoca en sus lectores. También comenté en mi texto ese aspecto del artículo, y considero que todas las estrategias argumentativas que Rosa Montero utiliza (citaciones de autores y libros conocidos), llevan a los lectores a plantearse una reflexión de valores.
El destaque de la utilización de algunos aspectos lingüísticos y otros recursos de lenguaje utilizados en el texto está bien detallado y ejemplificado, en especial el referido al “simulacro de charla entre padre e hija, Paris e Hilton sobre la supuesta inteligencia de ésta”.