jueves, 15 de octubre de 2009

El espejo perceptible que puede ser el prójimo

La sociedad actual vive involucrada en distintas percepciones que tenemos de nosotros mismos y la forma como los otros nos evalúan. La cuestión es que, muchas veces, las diferencias pueden presentar grandes dificultades cuando se refieren a las características del ser humano.

Muchos creen en una personalidad perfeccionista, y piensan que es una calidad importante, pero siguen buscando satisfacciones en beneficio propio. Eso hasta cierto punto es comprensible, pues vivimos en una época capitalista de la era digital, que al mismo tiempo, promueve interacciones e individualiza a las personas. Interacción debido a los contactos que uno puede tener con otro, por medio, por ejemplo, de internet. E individualización porque cada uno busca algo personal, de interés casi egoísta.

Sin embargo, quien convive con esas personas pueden quedarse insatisfechas con tales características, ya que nadie es perfecto. Algunas las juzgan más sinceras, pero otras, pueden considerarlas extremamente críticas. A menudo, persiste la creencia que poseemos una determinada personalidad, y solo esta basta. En verdad, uno mira al otro de manera distinta. Es decir, uno constituye una imagen del prójimo de acuerdo con visiones de los defectos o cualidades, como si fuera un espejo. Por ejemplo, cuando se muda la apariencia, el semblante, se pone contento o triste, etc., el otro nota la mudanza.

Esa mudanza será bien elogiada o no, conforme la relación que existe entre ellas. Con todo, esos cambios son para autoafirmarse a través del concepto del otro, a fin de sentirse bien. Pues en ese mundo uno siempre necesita al otro, por detrás de un objeto, alimento, vestuario hay siempre dos manos. Es decir, la opinión de uno puede ayudar reflejar o mejorar las aptitudes del otro.

En suma, uno construye una imagen positiva o negativa del otro, se visualiza caracteristicas personales o profesionales, en el ambito social, a medida que tenga percepción de las diferencias existentes, de las mudanzas que ocurren con cada pesona. Así,a partir de la imagen que los otros tienen de nosotros, ellos promueven una evaluación de nuestra propia imagen individual, y se logrará crecimiento interior que reflejará en el exterior, o sea, el otro se pone como un espejo a fin de muestrarnos lo que uno necesita cambiar en su vida.

Por Roseane Bomfim

1 comentario:

  1. También estoy de acuerdo que construimos una imagen del otro como un espejo, y acreciento que, muchas veces, valoramos más los defectos que las cualidades. Pienso también que las personas deberían dejar de se preocupar con el concepto creado por el otro y vivir una vida más relajada. La opinión de uno, sea buena o sea mala, sólo debería contribuir para nuestro crecimiento.

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