jueves, 15 de octubre de 2009

El Comandante y el Rey

¿Por qué no te callas?

Mario Vargas Llosa, uno de los mayores escritores de la lengua española, escribe un texto crítico nombrado El Comandante y el Rey, sobre el incidente más conocido de los últimos tiempos, el ataque de ira del rey Juan Carlos I, de España contra el presidente venezolano Hugo Chávez en la reunión de la Cumbre Iberoamericana que tuvo lugar en la capital de Chile.
La estructura externa del texto se caracteriza por la presencia de diez párrafos. El tema principal está explícito en el primer párrafo. Vargas Llosa describe de manera periodística el suceso, de manera sencilla. Presenta el asunto que pretende abordar, y motiva a los lectores a continuar la lectura.
En el segundo párrafo comenta con mucha propiedad que la imagen de televisión traduce el episodio mejor que las palabras. Critica las relaciones entre los actuales presidentes de los países hispanoamericanos y España. Enjuicia dando la importancia a los encuentros entre estos países y comenta como no escapan a las cámaras del mundo. Vargas Llosa utiliza una forma impersonal – los mejores guionistas...no lo hubieran hecho...- (línea 6), dando un valor de ficción al hecho.
En el tercer párrafo describe minuciosamente el centro del conflicto y las maneras como el comandante Hugo Chávez insulta al anterior primer ministro de España, José María Aznar, que no estaba presente en la reunión para defenderse. Rodríguez Zapatero toma la palabra e intenta defender España, sin embargo es interrumpido por varias veces por Chávez. La descripción del episodio lo hace usando el discurso directo y lo reproduce literalmente utilizando las comillas.
El peruano Vargas Llosa en el cuarto párrafo habla de los demás asistentes de la Cumbre iberoamericana que se juntan al ataque a España, se refiere al presidente nicaragüense Daniel Ortega describiéndole como un calvo de “panza capitalista” (l.28) y maltratado. Intenta con esto mostrar la decadencia de los líderes latinoamericanos, que esperan que la presencia en cumbres mundiales sean plataformas políticas.
El quinto párrafo es una exposición de la opinión del autor sobre las políticas en América Latina. Hace una reflexión sobre lo que se pudo aprender tras el ocurrido en la Cumbre. Presupone que el lector conoce a las personas citadas “...gentes como Chávez, Ortega o Evo Morales, para no mencionar a Fidel Castro” (l.35).
El sexto párrafo es un desahogo de su indignación con el silencio de los más decentes, que se dejan representar por los “caudillos, hombres fuertes, comandantes y payasos” (l.48). Hace cuestionamientos en los cuales el propio autor los contesta. Se utiliza de palabras fuertes y de alto nivel de conocimiento enciclopédico como: candilejas (l.48), ningunear (l.49), diatribas (l.51), soliviantar (l.52), omnímodos (l.55), y expresiones típicas como: “a diestra y siniestra” (l.51).
En el séptimo párrafo hay una declaración del escritor peruano de la admiración que tiene por el rey de España. Dice que Don Juan Carlos I desveló la hipocresía que había en la Cumbre Iberoamericana. Explica las acciones antecedentes del comandante Hugo Chávez y nos cuenta su indignación por la votación popular llevar a la presidencia de Venezuela después de ser amnistiado.
El octavo párrafo es un relato sobre la falta de coherencia del comandante Hugo Chávez que decide atacar al único país que le defendió. El noveno es una síntesis de lo que ocurre en Latinoamérica. Vargas Llosa afirma que la misión de España es sacar de la “barbarie del subdesarrollo” (l.80) a los países latinoamericanos.
En el décimo y último párrafo, el autor real tiene voz explícita declarándose contento con la ruptura de protocolo del rey. Dice que “he escrito este artículo arrullado por los animados compases del flamante pasodoble que ahora entonan todas las universidades venezolanas” (l.85), sintiéndose aliviado al poder escuchar las parodias que repercutieron después de lo acontecido mencionando su ordenador (l. 88). El escritor se expresa con modalizaciones que indican subjetividad enriqueciendo el contenido. Utiliza la sinonimia referencial léxica, demostrando toda su indignación. Las modalizaciones traen un juicio de valor, como ejemplo es el tratamiento al presidente venezolano de “tercermundista” (l.27), “caudillo venezolano” (l.03), “soldadote de marras” (l.24), “espadón tercermundista” (l.7). Varga Llosa termina su texto diciendo que el incidente de la Cumbre debe ser reflexionado por el lector.

Eliana

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