En el periódico El País, del 18 de noviembre de 2007, Mario Vargas Llosa expone su indignación por gobernantes que usan de demagogia y no presentan posturas adecuadas para representar un país.
La argumentación se desarrolla en diez párrafos, en que Llosa hace en el primero la introducción del tema de modo superficial, para entretener al lector. Pero el autor deja claro a los lectores que imágenes son más tocantes que hacer lecturas del episodio ocasionado por de la falta postura de Hugo Chávez, frente a la media televisa, en la Cumbre Iberoamericana: “Es verdad que una imagen vale mil palabras y, una secuencia de imágenes, diez mil.”.
En los párrafos segundo, tercero y cuarto, Llosa desarrolla, de modo crítico, sus argumentos en contra la postura que tuvo el gobernante venezolano a través de términos que esconden juicios de valor: “caudillo venezolano” (l.3), “tercemundista” (l.07), “soldadote” (l.24), que funcionan como sinonimia, al decir como sucedió el espectáculo de Chávez. Poniendo su opinión subjetiva de cómo se quedó indignado con la “vulgaridad del comandante Chávez y su gesticulación cuartelera.” (l.13-14), el periodista hace uso en primera persona “hemos visto demudarse…” (l.22), “Digo ‘trata de…” (l.19), a fin de convencer a los lectores de cómo es vergonzoso para los latinoamericanos y, principalmente, los venezolanos la escena entre el comandante de Venezuela y el Rey de España, incluso para el autor. Otras personas que estaban presentes en la Cumbre latinoamericana también son mencionadas por medio de connotaciones depreciativas. Por ejemplo, Daniel Ortega es llamado por el escritor de “maltratado” (l.27), “con una calvicie acelerada y una panza capitalista” (l.28,) intentando demostrar como son los perfiles de cada participante del evento.
Por medio de varios recursos lingüísticos, Varga Llosa elabora un texto bien crítico, y en los párrafos seguientes exhibe su descontento de la pérdida de tiempo y de dinero que aspiran las Cumbres Iberoamericanas, y con varias palabras subjetivas: “diestra y siniestra” (l.51), “mojiganga” (l.68), “felonía” (l.60), constituyendo variedad léxica en la argumentación. El escritor también hace parte de un texto en que se busca a todo momento ironizar y criticar a los representantes presentes en la cumbre, como van a honrar un país manteniendo aptitudes desonrosas en público, desprestigiando a los lectores que los escojeron. Para ello, el periodista pone palabras verbalizas:“ningunear” (l.49), “soliviantar” (l.52). Y presenta la intención de avivar a los lectores los venezolanos, de no quedaren quietos con tamaña situación succedida en Santiago de Chile.
En el último párrafo surge la presencia explicita del autor en: “qué alegría nos deparó…” (l.85) cuando menciona sobre la decepción para los latinoamericanos a causa de ese ocurrido que se ha difundido en las universidades, incluso usa adjetivo coloquial como “arrullado” (l.86), para mostrar con más clareza las demagogias y desavenzas en el encuentro de líderes de America Latina con España. Con eso, Vargas Llosa cita los datos con detalles de manera que uno pueda visualizar la situación, la crítica, si no las han visto en las televisiones. En relación a los conocimientos enciclopédicos, ellos son necesarios cuando el autor desarrolla su argumentación citando en sus ejemplos la Cumbre Iberoamericana ( l.3), los nombres de los gobernantes Hugo Chávez (l.04), Daniel Ortega (l.27), Evo Morales (l.36), Fidel Castro (l.36).
Concluye el texto sin defender el Rey de España, pero lleva al lector pórque hizo un artículo tan minucioso pues también es de acá, Latinoamérica, y se quedó incomodado y usa la deixis espacial “estaba allí” para mostrar veracidad al hecho contado, pues ha presenciado la escena vergonzosa. Incluso, infiere que desearía continuar a escribir “cuya tonadilla y letra llueven sin tregua…”, y demuestra, más una vez, su indignación acerada que se ha pasado en la Cumbre Iberoamérica.
Por Roseane Bomfim
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ResponderEliminarEl comentario crítico del artículo de Vargas Llosa expone muy bien la ironía del autor y su desagrado por lo ocurrido en la Sesión de cierre de la Cumbre Iberoamericana.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con la afirmación de que el autor intenta convencer a sus lectores de la actitud desagradable de Chávez con el Rey de España. En mi comentario También me referí a ese aspecto del artículo, y considero que todas las estrategias argumentativas que Llosa utiliza llevan a los lectores a plantearse una reflexión de valores y a analizar la conducta de los representantes latinoamericanos.
Con relación a la impersonalidad del autor en el último párrafo, no lo veo de ese modo, pues él utiliza las expresiones “nos deparó”, “he escrito”, “mi computadora”, manifestando su presencia como autor real.
El destaque de la utilización de recursos lingüísticos y el tono despectivo del autor es muy interesante.
¡Hola RoseH! Después de escribir el texto he pensado un poco..., tal vez tenga razón, la actitud, la postura fue tan fea, que incluso yo, pienso de otra manera ahora.
ResponderEliminarGracias, por el comentario.