Mário Vargas Llosa expone en este Artículo de Opinión, su punto de vista con respecto al incidente ocurrido en la XVII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado en 10 de noviembre de 2007, en Santiago de Chile. Es característico del Artículo de Opinión la exposición o argumentación del pensamiento particular con respecto a una cuestión de actualidad o de una noticia.
El título, “El comandante y el Rey”, traduce la posición del escritor Peruano a favor del Rey de España, empleando la palabra “Rey” con la primera letra en mayúsculo, mientras que, “comandante”, la referencia al Presidente Venezolano, Hugo Chávez, se presenta en minúscula. Ese recurso produce un visible efecto descalificador. Además, la diferencia jerárquica entre Rey y comandante, denota la superioridad del rey frente la posición de comandante.
Adelante, es inserida una frase donde se enuncia el tema que gira en todo el artículo: la retirada de la sesión de Juan Carlos I, rey de España ante los insultos de Hugo Chávez y acusaciones de Daniel Ortega. El escritor hace una crítica respecto al desentendimiento ocurrido en la reunión de Jefes de Estado donde Chávez interrumpe los gobernantes españoles por diversas veces y el rey de España, lo invita a callarse. A consecuencia, Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, lanza críticas a España, motivando la retirada del rey de la sesión.
Vargas Llosa distribuye en dos grupos los representantes presentes en la sesión: los tercermundistas, deshumanos, y los del primer mundo, los humanos. A estos les exalta y a aquellos les desprecia. Podemos a notar esta división incluso en las descripciones de las formas de actuar de cada integrante de los grupos, o sea, los latinoamericanos y los españoles. Cuando señala la acción del Chávez, Ortega o Evo Morales usa los términos como, interrumpir, espectáculo, apoderarse, disparar, desgañitarse, mientras que, cuando menciona las acciones de los gobernantes de España, usa términos como, tímidamente, pide la palabra, extremando el respeto de las formas, buscando con verdadera angustia las palabras más prudentes y educadas maneras. Igualmente, el escritor usa términos con sentido peyorativos cuando se refiere a los gobernantes de los países latinos, como Caudillo venezolano, espadón tercermundista, caudillo tropical, soldadote, histrión, definiendo a Hugo Chávez y, para referirse a Daniel Ortega, emplea términos como, tercermundista, “un Daniel Ortega maltratado por los años con una calvicie acelerada y una panza capitalista”, aún añade, payasos. Ese comportamiento marca la subjetividad que, además enfoca todo el texto. Cuando se refiere a los gobernantes españoles emplea términos como, Presidente del Gobierno Español, ex presidente “que fue elegido por los españoles”.
Después de opinar en contra a los gobernantes del mundo latino, Vargas Llosa hace una especie de enmienda, ciertamente, con la intensión de evitar una oposición de los demás gobernantes de países Latinoamericanos, acrecentando un relato moderado: “Claro que hay otra América Latina, más decente, honrada, culta y democrática que la representada por estos energúmenos”, pero estos, según él, “callan y se dejan ningunear y eclipsar”, o sea, existen, pero también son defectuosos porque no se manifiestan.
En el quinto párrafo, el escritor presenta la enseñanza, según él, más obvia e inmediata, de este episodio que él nombra psicodrama del artículo: es una pérdida de tiempo y de dinero intentar asociarse a los países latinoamericanos mientras Chávez, Ortega o Evo Morales sean gobernantes, y añade a estos, Fidel Castro, ex presidente de Cuba. En él penúltimo párrafo, vuelve con este asunto de la enseñanza, pero ahora en tono de pregunta retórica al lector, ¿Alguna otra enseñanza que sacar de todo esto?, como se, con tantos argumentos presentados, no sea posible que el lector no estuviera convencido de la opinión del escritor.
Emplea un discurso polifónico sacado de la Biblia Cristiana para reforzar los argumentos usados, concluyendo que no vale la pena un país democrático como España mantener relaciones con países como los de Chávez, Ortega, Fidel y Evo Morales. La salida del Rey de España tuvo la virtud de rasgar el velo, así como cuando murió Jesús en la cruz, "el velo del Templo se rasgó en dos (Mt 27,51)", o sea, sale Jesús de este mundo pecador, así como sale el Rey y deja sentada su protesta abandonando el mundo de hipocresía.
En síntesis, el autor destaca una visión unilateral, con harta argumentación y narración en tercera persona en mayor parte, pero con manifestaciones explícitas del autor en algunos verbos en que utiliza elipsis: “nosotros” somos, “yo” digo, “nosotros” hemos visto, “yo” he escrito, y deixis de primera persona: nos deparó, mi computadora. Usa abundantemente la subjetividad: Es verdad, entre cómica y siniestra, tímidamente, algo tan ignominioso, claro está, hasta aquí nada que sorprenda. Emplea además, discurso directo: “¿Por qué no te callas?”, “eviten los diálogos”, para garantizar veracidad y reforzar la argumentación.
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Me pareció muy bueno el comentario del texto de Vargas Llosa. Es muy difícil dar opinión a un texto que posee tantos detalles. La interpretación trajo contenidos culturales y de conocimiento enciclopédicos que no me había dado cuenta cuando hice mi comentario. Cuando habla del tema bíblico "el velo del Templo se rasgó en dos (Mt 27,51)". Lo hiciste con mucha habilidad. Te felicito, Mercia.
ResponderEliminarMércia,
ResponderEliminarte felicito por su comentário crítico. Está muy bueno. Expone muy bien el "contenido" del texto original, mesclado con su opinión personal.
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