viernes, 18 de septiembre de 2009

Nombre: Marcio Weber de Faria

Comentario crítico del texto “Venganza Académica.”

Arturo Pérez-Reverte, académico de la RAE, nos muestra en el texto su disconformidad por la actitud de un lector crítico que envió nota a la RAE denunciando supuestos gazapos lingüísticos en la obra del ilustre escritor. Nos cuenta el autor “Un ejemplo es la carta que recibí a poco de publicarse mi última novela con todo un profesor de Lengua y Literatura denunciando “errores lingüísticos graves...”(l. 32) y a continuación la denuncia por parte del lector, “Les ruego que hagan llegar esta nota al escritor y los correctores de estilo de su editorial.” (l. 37).
El texto tiene como tema principal el comentario sarcástico del Sr. Perez-Reverte hacia determinados lectores críticos que hacen observaciones inoportunas respecto a erratas encontradas en los textos de los libros. Eso se hace notar cuando el autor retoma la narrativa en primera persona: “Por eso casi nunca hablo en público de títulos que no me gustan, excepto los perpetrados por algún buscapleitos que previamente me haya metido de forma desagradable los dedos en la boca” (l. 17). También en esta frase encabezada por el conectador contra argumentativo “otra cosa” (l. 30) el autor nos da muestras de su sarcasmo inconformado: “Otra cosa son los cantamañanas y los listillos tocapelotas, que escriben tirándote de las orejas por tal error histórico o lingüístico con un tono de superioridad...” (l.30 y 31).
Al referirnos al planteamiento argumentativo del texto nos damos cuenta de que la estructura se reparte en 4 párrafos: El primer párrafo se refiere al gusto con que el novelista recibe una correspondencia de su lector, aunque sea para denunciar alguna que otra errata. El segundo párrafo comenta sobre la dificultad que conlleva escribir una novela y que por muy revisada que sea esta puede que se cuele algún gazapo. Nos da demostración de humildad colocándose junto al lector cuando dice “esos errores nos ha pasado cien veces a todos” (l. 11 y 12), que puede ser “ignorancia del autor del jardín donde se mete” (l. 10). El autor demuestra que no es su vocación ni oficio hacer críticas. En el tercer párrafo retoma el asunto principal de las erratas y descuidos de los textos literarios y nos brinda ejemplos de errores cometidos en algún texto. Nos habla sobre las trampas que los autores colocan en los libros con intención de pillar a esos cazadores de erratas, pero que al final son ellos que te pillan a ti y te recuerdan que aunque sepas mucho, siempre habrá alguien que sepa más que tú.Ya en el cuarto párrafo, el ilustre escritor nos cuenta sobre la actitud de un crítico que lo denuncia en plan chivato ante la RAE. Cabreado con la situación, “Así que imaginen con qué placer, goteándome el colmillo, escribí...”(l. 38), el académico contesta al crítico cantamañanas en tono irónico. De manera muy formal, intencionado en conservar la distancia que existe entre el lector crítico y él (el autor), le dice muy formalmente: “Muy Sr. Mío: le quedaría muy agradecido si la próxima vez, en lugar de hacernos perder el tiempo con tonterías a la academia y a mí, consultase antes el diccionario de la RAE...] línea 40, [Le recomiendo el uso frecuente de esa obra(también editamos una Ortográfica y una de Gramática)para que, de ese modo, evite hacer de nuevo el ridículo pasándose de listo”(l. 42).
El tema del texto progresa de manera constante, desde la parte que trata del gusto y curiosidad con que los novelistas reciben las cartas de los lectores, aunque sea para denunciar algún error el la línea 2 y 3, “Es una correspondencia que cualquier novelista, supongo, recibe con curiosidad y agrado, aparte del disgusto cuando la errata detectada es gorda...”. Pérez-Reverte enriquece la narrativa haciendo juego entre la sinonimia referencial de palabras como errata, gazapo, errores, descuidos, errita, y con esas otras enderezadas al lector: cantamañas, tocapelotas, bluscapeitos, chivato, listillo. Se puede destacar los mecanismos linguísticos discursivos como el lenguaje informal, “lo curioso es que el fulano no me la dirigió a mí”(l.34), “coyotadas, las llaman unos amigos míos”(l.27), “corregidas como Dios manda”(l.7),”cuyo gazapo sólo salta a la cara”(l.12), “cómo se columpian”(l.31), los coloquialismos “buscapleitos”(l.18), “como, de paso, metiendo la gamba hasta el corvejón” (l. 33,34), “Por lo que jode” (l.44), “denunciándome en plan chivato”(l.35), están al servicio de la finalidad pretendida: estrechar el espacio entre autor y lector (acercamiento) y convencer al lector de que hay que tener más prudencia en todo aquello que se hace e involucra segundos o terceros.
- ¡No hay que hacerse de listo, porque listo somos todos y no somos ninguno!
El autor español nos invita a la risa con una ironía fina hacia el crítico, y, divierte haciéndonos zambullir en su narrativa: “con todo un profesor de Lengua y Literatura denunciando...y metiendo de paso la gamba hasta el corvejón”(l. 32,33,34), “denunciándome en plan chivato ante la institución. Pérez-Reverte – señalaba despectivo, retirándome el señor, el don y el excelentísimo a que, modestia aparte, allí tengo derecho-” (l. 35,36)
En sínteses , al tratarse de un texto en que el autor nos deja entrever su opinión personal, Perez-Reverte está presente en el texto a través del uso de la deixis de primera persona: “Alguna vez les he contado que...” (l. 1), “imagino, pero deliciosa-puesta,..” (l.14), “escribir historias desde hace 20 años me hace tener mucho respeto...” (l.16), “No es mi vocación ni mi oficio”(l.20).


COMENTARIO MUY PERSONAL

La nota del Sr. Pérez-Reverte en el texto “Venganza Académica”, en mi opinión, resulta ser un desahogo de quizás muchos problemas interiores que lleva. Hay días en que realmente estamos con humor de perros y no estamos para bromas.
El académico podría considerar que el lector, a pesar de ser todo un profesor de Lengua y Literatura, se portó de una manera equivocada. Se entiende que nadie es perfecto y cualquiera de nosotros está sujeto a cometer errores en que a veces no nos damos cuenta. No estoy hablando de los equívocos ortográficos que son tangibles por la rectitud de la gramática. Estoy interesado en relatar esos errores de conducta moral. El comportamiento inesperado de un lector que envió una nota crítica a la RAE denunciando supuestos gazapos lingüísticos en la obra de Reverte. ¡Hombre! Por la lógica lo correcto sería primero enviárselo al escritor para que tomase las debidas providencias. ¡Sí! Pues fue esa actitud la que encolerizó el ilustrísimo miembro de la RAE, quien escribió una nota sarcástica en respuesta al crítico.
Quisiera proponer una conducta mucho más formal y caballeresca. Quizás como si uno diera en la cara del otro un golpecito suave con guantes blancos para que no hiciera a éste mucho daño físico. Pero que lo hiriese deliberadamente en el ámbito moral, en el más íntimo del ser.
-¡Si me lo permite, voy a dar mi opinión sincera sin pelos en la lengua!
-"Don Arturo Pérez-Reverte, si estuviéramos en posición de analizar la conducta errónea de nuestros compañeros, mejor que hubiésemos metido en el área de la psicología. Un hombre se hace un gran hombre cuando no se molesta con los errores de los demás, sino que perdona y con ellos aprende a vivir en sociedad."

1 comentario:

  1. Marcio ha conseguido realizar un excelente comentario crítico del texto de Pérez-Reverte. He leído cada una de sus acertadas consideraciones y estoy de acuerdo con ellas, tanto en su argumentación crítica, como en el detalle de los recursos lingüísticos y literarios.
    Con un lenguaje muy depurado y de un modo progresivo trata los diferentes párrafos, explicando la intención del autor, la modalización que utiliza para llegar a los lectores, consiguiendo así una proximidad con ellos.
    Del mismo modo que Pérez-Reverte, Marcio utiliza un registro de lenguaje más íntimo, coloquial, de conversación con los lectores: “No hay que hacerse de listo, porque listo somos todos y no somos ninguno!”, también en: “divierte, haciéndonos zambullir en su narrativa”, y “estamos con humor de perros y no estamos para bromas”.
    El “Comentario muy personal” lleva un título que llama la atención por el uso del adverbio muy, y realmente se trata de una opinión bien personal, subjetiva, utilizando una modalización oracional con las exclamativas: Hombre!, Sí!, Si me lo permite, voy a dar mi opinión sincera sin pelos en la lengua!
    El final del texto es una frase muy bien elaborada, un consejo sobre la conducta humana que convida a la reflexión: “Un hombre se hace un gran hombre cuando no se molesta con los errores de los demás, sino que perdona y con ellos aprende a vivir en sociedad”.

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