“Estás muy bella”, “ve lo guapas que estás”, “te veo muy bien” son algunas frases que pueden hacer uno el más feliz del mundo, pero si las frases están al revés uno se pone confuso. Veo a personas comprando ropas, zapatos, collares, aretes y siempre preguntan al otro: ¿ qué crees?- esto que siempre se oye.
Nosotros, los humanos, tenemos la necesidad de parecer bien al prójimo, hablamos bien, vestimos marcas y etc…Todo esto para impresionar. Nada más hacemos para sentirnos bien, mejor dicho, sí lo hacemos, pero solo nos ponemos contentos si alguien nos alaba. Y no lo digo refiriéndome solo a la apariencia, si a alguien le gusta una canción esperpenta lo omitirá - ¿ Qué van a pensar?- , si uno no baila al ritmo, no bailará- estás todos “mirándome”- o hasta si uno tiene un boquete en la ropa, no más la usará- “ya está vieja, no me sirve más”- y ahí sigue la lista.
Estamos siempre ocultándonos por miedo, estamos gastando, vistiendo, mirando y comiendo…para y por los otros. Por otro lado hay aquellos a quienes les importa un bledo mi opinión o la tuya, estos se visten, se pintan, se joden como desean, pero la sociedad las tilda de exóticos.
Hay animales exóticos y estos son comprados en tiendas, viven en un jaula, sirven de adorno son enseñados como un Picasso. Bueno, a mí no me parecen exóticos los que viven como quieren, sino los que dependen de una mirada ajena para vivir, o para salir, o para vestirse. Ahora debemos pensar demasiado antes de llamarle a alguien exótico, porque, quizás, somo nosotros que vivimos en un jaula.
jueves, 12 de noviembre de 2009
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