jueves, 12 de noviembre de 2009

Artículo de Opinión

“Estás muy bella”, “ve lo guapas que estás”, “te veo muy bien” son algunas frases que pueden hacer uno el más feliz del mundo, pero si las frases están al revés uno se pone confuso. Veo a personas comprando ropas, zapatos, collares, aretes y siempre preguntan al otro: ¿ qué crees?- esto que siempre se oye.
Nosotros, los humanos, tenemos la necesidad de parecer bien al prójimo, hablamos bien, vestimos marcas y etc…Todo esto para impresionar. Nada más hacemos para sentirnos bien, mejor dicho, sí lo hacemos, pero solo nos ponemos contentos si alguien nos alaba. Y no lo digo refiriéndome solo a la apariencia, si a alguien le gusta una canción esperpenta lo omitirá - ¿ Qué van a pensar?- , si uno no baila al ritmo, no bailará- estás todos “mirándome”- o hasta si uno tiene un boquete en la ropa, no más la usará- “ya está vieja, no me sirve más”- y ahí sigue la lista.
Estamos siempre ocultándonos por miedo, estamos gastando, vistiendo, mirando y comiendo…para y por los otros. Por otro lado hay aquellos a quienes les importa un bledo mi opinión o la tuya, estos se visten, se pintan, se joden como desean, pero la sociedad las tilda de exóticos.
Hay animales exóticos y estos son comprados en tiendas, viven en un jaula, sirven de adorno son enseñados como un Picasso. Bueno, a mí no me parecen exóticos los que viven como quieren, sino los que dependen de una mirada ajena para vivir, o para salir, o para vestirse. Ahora debemos pensar demasiado antes de llamarle a alguien exótico, porque, quizás, somo nosotros que vivimos en un jaula.

lunes, 9 de noviembre de 2009

Temas que me preocupan

Un asunto muy preocupante y que los medios de comunicación no abordan con tanto énfasis como cuando surgió es la gripe porcina.
Lamentablemente se acostumbra abordar en los medios comunicativos lo que eleva la audiencia o lo que está de moda. Hoy en día, el asunto que está de moda son los juegos olímpicos de 2016 y la creciente violencia en la ciudad que será su sede, Rio de Janeiro.
Acaso la gripe ha dejado de existir? ¿Las personas no se contaminan más? ¿Ya no hay muertos?
Me quedo pensando: si antes las autoridades han tratado de este tema con una cierta dosis de negligencia, imagínate ahora que los fanales ya están totalmente desviados del tema.
Para combatir el virus H1N1 recomiendan lavarnos las manos. Para mí, ellos también se lavaron las manos ante esta amenaza a la salud pública por completa incapacidad de tratar del asunto.
Mentiras las pesquisas para hallar una vacuna que pueda prevenir el contagio no avanzan, los infectados por el virus, según la OMS, llegan a la impresionante suma de 400 mil en todo el mundo y los muertos ya pasan de los 4 mil.
En infra estructura para los juegos olímpicos, Brasil invertirá cerca de 14 mil millones de dólares ¿y en pesquisas sobre la nueva gripe? ¿La suma invertida por lo menos se acercará a esto? Creo que no.
Otra cuestión de la cual no se habla más es la Dengue, enfermedad que por décadas nos hace sufrir y que para la cual no han encontrado una solución todavía. La población, sobre todo la más pobre, que vive en lugares sin saneamiento básico, donde el riesgo de infestación por el mosquito Aedes Aegypt es mayor, es la más perjudicada.
Quizá sea porque la inversión, en estos casos, no si convertirá en beneficios para estos gobernantes. Si comparamos a una olimpíada, ésta ciertamente es la que más ventajas atrae.
¿La población, qué hace? Se ilusiona y se entretiene mirando los juegos en la tele entre una u otra noticia de infestación, contaminación, tiroteo…

miércoles, 4 de noviembre de 2009

¿Fiesta para los juegos olímpicos?






Los enfrentamientos de los últimos días entre traficantes y policías en la ciudad de Rio de Janeiro vienen causando cada vez más miedo a las comunidades de la ciudad y trastornos a todo Brasil. En los últimos días, varias personas murieron, entre ellos jóvenes inocentes moradores de las comunidades vecinas y que, como muchos otros, sufrieran los daños de esta interminable guerra. Como si no fuera mucho, los traficantes incluso ametrallaron al helicóptero de la policía especializada que se cayó y fue calcinado, matando a tres policías que allí estaban. Estos duelos que existen hace años en nuestro país están lejos del fin, ya que el principal responsable de todo esto es el tráfico de drogas y armas en la región, que es reconocida como una actividad que genera mucho dinero a estos criminales que no piensan, a causa de eso, en dejar de practicarla a pesar de las secuelas que puedan causar.

Los intensos conflictos se dan a causa de los grupos de traficantes rivales que pelean por los puntos de ventas de drogas. La comunidad de las villas son las más perjudicadas pues la mayoría son familias: hombres y mujeres que van y vienen de sus trabajos diarios, jóvenes que caminan hacia la escuela o niños que tienen el simple deseo de divertirse en la calle. Sin embargo, todos ellos son impedidos de vivir libremente y en paz, ya que salen de sus casas con la incertidumbre del regreso. Es evidente que la violencia está presente en todas las partes de Brasil, pero lo que hemos visto en Rio ha sido un fenómeno que, incluso, viene repercutiendo en los noticieros internacionales. La prensa de países como España, Francia, Inglaterra y Estados Unidos han transmitido los informes acerca de esta violencia, potencializada, lógicamente, debido a los juegos olímpicos en 2016 que ocurrirá en la “ciudad maravillosa”. De cierto modo, ellos no están equivocados o haciendo algun tipo de sensacionalismo – están solamente presentando las escenas de una ciudad que viene sufriendo por toda esta inseguridad.
Como brasileños, nos quedamos felices en recibir las Olimpíadas, pero lo que no puede pasar es que, las personas cierren los ojos y se van gloríen por una victoria que, desafortunadamente no pertenece a todos. Se reconoce que los juegos olímpicos dan oportunidades a muchos atletas, son importantes para el imagen del país y para el crecimiento de la economía, pero en el contexto en que estamos, debemos tener en cuenta que el Brasil necesita de una victoria aún mayor que esa – la victoria contra la violencia. Al contrario de esta fiesta por los juegos olímpicos, las personas en las comunidades en Rio están con sus vidas completamente aprisionadas, lo que significa que, en Rio de Janeiro ocurre un fenómeno al revés, pues los que deberían estar encarcelados están libres, matando y lastimando inocentes. Estos a su vez, viven llenos de miedo, y no saben si, en el día de hoy van a sufrir algún tipo de daño o si van a perder la propia vida en estos tiroteos en que ven volar las balas perdidas desde las ventanas de sus casas.

La sociedad, principalmente aquellas que viven a los alrededores de los grandes estadios y los grandes hoteles adónde van a instalarse los atletas, estas sí, son las que van a contemplar las festividades solamente de lejos. Reconozco que esta victoria es importante para el país, pero más allá de los juegos olímpicos, tenemos que observar con sensibilidad a este contexto que hemos vivido en Brasil y reconocer que la mayor victoria que podemos lograr es la mejora de la situación de millares de personas que han perdido sus vidas para el tráfico, la violencia y el abandono por las autoridades que no priorizan estos temas de suma urgencia nacional.

martes, 3 de noviembre de 2009

¿Qué me preocupa?

Hace más o menos diez años, cuando todavía vivía en España, buscaba trabajo. Supe de una selección en el Consulado de Brasil para empleado diplomático administrativo. Como cumplía con las exigencias: tener curso universitario completo, ser estable en el país y tener más de 24 años, me inscribí. El proceso selectivo estaba compuesto de una redacción y una entrevista con el Cónsul brasileño. El día de la redacción fui con mucho entusiasmo a la prueba, el tema era ¿cómo vender la imagen de Brasil en el exterior? Confieso que todo cambió. Mi irritabilidad me hizo olvidar que se trataba de una plaza de trabajo. En esta época la imagen de nuestro país estaba lo más desgastada. El noticiero internacional solo hablaba de casos de infanticidio, violencia urbana y asesinatos. La pregunta me dejó muy nerviosa. No creía que teníamos que vender la imagen de Brasil, sino que teníamos que conseguir que el brasileño tuviera condiciones mínimas de educación, salud, transportes y empleo para conseguir un país digno de orgullo nacional, para después tener una buena imagen internacional. Escribí sin freno como una catarsis de protestas. Empecé así: ‘Cómo vender la imagen de Brasil, si los brasileños no tienen trabajo, ni viviendas, ni salud, ni…’ Sin embargo me seleccionaron para la entrevista con el cónsul. Éste me preguntó si no creía en el país y le dije que con las condiciones en aquel entonces era difícil creer en un futuro para nuestro querido país. No hace falta decir que no aprobé y que tuve que entender que los diplomáticos no están interesados en personas que protestan.
Hasta hoy todo esto me preocupa. Hoy Brasil no es más un país del futuro. Somos el presente. Tenemos las grandes transformaciones económicas, nuestro país tiene una buena imagen en las cúpulas internacionales y muchos empresarios están interesados en inversiones aquí. Hoy conseguimos estar en día con las deudas del FMI. El número de desempleados ha disminuido y las personas tienen más condiciones de comprar los bienes básicos. Pero, por otro lado, muchos tienen hambre, todavía tenemos trabajo esclavo, corrupción política y niños sin escuela. Es verdad, las cosas siguen muy mal, guerra del narcotráfico, mucha violencia urbana, leyes caducas, y transportes insuficientes. La población brasileña no tiene esperanza de mejoría. El pueblo brasileño nunca desiste, aunque se sienta agobiado por la desigualdad social.
En 2014 tendremos la Copa del mundo de fútbol en Brasil. Dentro de 4 años mostraremos al mundo que estamos preparados, que somos capaces de ser la sede de un evento mundial. Todas las ciudades de Brasil estarán involucradas. Las personas serán testigos de nuestro esfuerzo. Pero, esta candidatura es prematura. Para mí, estos cambios todavía no están consolidados y mucho hay que hacer para un tiempo tan corto. Además de esto, dos años después el mundo estará nuevamente con los ojos vueltos a las Olimpiadas 2016. La ciudad de Río de Janeiro es hoy noticia en los periódicos internacionales debido a la violencia y las dominaciones incontroladas de las favelas de Río por narcotraficantes. Se ve que la guerra está sin control y temo que la candidatura sea tomada de Brasil. La vergüenza nacional será peor que la falta de infraestructura para recibir a los atletas oímpicos.
Viví en una ciudad olímpica. Vi una ciudad transformarse. Solo vi beneficios. Pero Barcelona no tenía el problema social que tiene Río. Hoy más de 6 mil personas mueren por año en Río debido a la violencia de los ‘narcos’. Este fin de semana los enfrentamientos en la ciudad maravillosa han sido los más violentos de los últimos tiempos: Un helicóptero fue clavado de balas y autobuses incendiados por calles de la ciudad, se han incautado mucha droga y armas como ametralladoras y fusiles. La capacidad de la policía de retomar el control de las favelas y garantizar la seguridad durante los juegos preocupa a los dirigentes.
Creo que las transformaciones en Brasil son positivas, pero estamos siendo puestos a prueba en un momento muy prematuro. Nuestro país es capaz, pero nos falta educación para entender que el desarrollo no se hace con fecha marcada. Se hace con cambios sin prisa.
Eliana

lunes, 2 de noviembre de 2009

artículo: Lula, el camisa 10

Me encanta el fútbol. Como muchos brasileños, no sé los nombres de los jugadores, no sé qué caracteriza un impedimento y tampoco sé qué debe hacer cada jugador en la cancha. No obstante, otro día, en el que estaba feliz porque había ganado mi cuadro, incluso esa es la única cosa que entiendo de fútbol, es decir, cuando gana o cuando pierde mi equipo, me dijeron que el camisa 10 de un grupo es el responsable de coordinarlo. Es suya la tarea de ordenar los compañeros en el área donde se juega y a él cabe equilibrar los dos lados de la cancha, el de los que defienden y el los de que atacan. Esa figura deportiva, por su importancia en el conjunto, me hizo acordarme de nuestro presidente Lula.
Desde que tenemos a Lula como presidente, tenemos también polémica en cuanto a la presidencia de la República. Lula fue electo en un momento frágil de nuestra historia y de nuestra gente. Debido a la promesa de romper con el neoliberalismo extremado de Fernando Henrique Cardoso y de traer cambios y avances a la cansada economia brasileña, ganó el cargo bajo la condición de traer mejorías sociales. Puesto que la sociedad estaba ya harta de lo mismo, es decir, privatizaciones y estagnación en las áreas sociales, creyó que un cambio radical como Lula podría ser uma buena alternativa para que el país finalmente presentara índices sociales dignos de un país de tamañas dimensiones geográficas y población.
Por otro lado, mucha gente tuvo miedo de que un casi analfabeto, militante político e izquierdista subiera hacia el poder, distribuyera los benes privados a los pobres y expulsara las indústrias que emplean a gran parte de la clase media y baja; se creía más en un presidente con mayor experiencia política y que no representara tantas amenazas.
Al fin, sin embargo, Lula soprendío tanto a aquellos que lo vian como un líder sindical, radical y socialista (socialista en la conotación peyorativa de la palabra), como a aquellos que lo vian como un libertador padre de los pobres.
Los casi ocho años de su ejercicio nos muestran que Lula no es un caudillo ni un fascista. Parece que el pequeño técnico mecánico del interior paulista sabe muy bien manejar su gobierno para los ricos, sobre todo porque protege el capital extranjero, las grandes corporaciones y las redes bancarias, y para los pobres, en la medida que ofrece becas de todo tipo para las clases menos favorecidas. Es un presidente que se ha mostrado defensor de un Brasil autónomo y de proyección internacional, que conquista lugares de destaque en el G20, en el BID y en el FMI, que firma acuerdos estratégicos, como el de la compra de treinta y seis aviones de guerra franceses, que trae las Olimpíadas y, claro, en conformidad con su posición en la cancha, el Mundial de Fútbol.
Sin duda Lula es nuestro camisa diez, el que juega con los intereses del equipo, tratando de harmonizarlo frente al adversario. De todas maneras, ni siempre, por lo que vemos en los partidos, el camisa diez actúa con éxito. El de Lula lo veremos en las próximas elecciones. Si Dilma ha sido bien amaestrada en esa posición futbolística y gana la carrera presidencial, sabremos que Lula, además de jugar en la cancha de nuestra política, sabe entrenar a los jugadores de su cuadro.

domingo, 1 de noviembre de 2009

La vanidad excesiva

Vanidad excesiva

Exageración en cirugías plásticas y ejercicios físicos pueden ser señales de disturbios en que personas tienen una visión distorsionada de la propia imagen. En una sociedad que supervaloriza la apariencia física y la belleza, la búsqueda por el cuerpo considerado perfecto es una frecuencia en la vida de miles de millones de personas que no les gusta la propia imagen en el espejo.

La vanidad en exceso llena los gimnasios y, a veces, lleva a las personas a extrapolarse, sometiéndose a las más diferentes técnicas de modificaciones del cuerpo. Según informaciones de la Sociedade Brasileira de Cirurgias Plásticas, en mayoría, las procuras son por cirugías estéticas. Cuando el descontentamiento con el cuerpo llega al extremo, uno puede presentar señales de disturbios psíquicos llamados actualmente por Trastorno de la Imagen Corporal.

En ese sentido, los trastornos de imagen más comunes son anorexia, bulimia (más frecuente en el sexo femenino) y vigorexia (más frecuente en el sexo masculino), los cuales caracterizan las personas que se miran en el espejo y se sienten diferentes, insatisfechas con la propia imagen. Esos tipos de enfermedades, ahora tan de moda, suelen estar producidos por una compleja interacción de factores que van desde los trastornos emocionales y de la personalidad, presiones familiares, una posible sensibilidad genética o biológica y el vivir en una cultura en la cual hay una sobreabundancia de comida y una obsesión por la delgadez excesiva, por ejercicios físicos.

Conviene mencionar que la Vigorexia es el trastorno que está de moda y se ha volviendo el asunto más frecuente en la media en el momento. Él se caracteriza por el exceso de musculación, en que la persona se pone muy débil y tiene compulsión por hacerse más fuerte, con más músculos, sea por medio de ejercicios físicos o drogas, como los anabolizantes. Un ambiente dónde de valoriza mucho la estructura corporal puede permitir el desarrollo al disturbio, como influenza de media con las telenovelas, el mundo de los artistas, cantantes, top models. El ejemplo, más reciente, de ese trastorno es la cantante pop Madonna, que dedica por lo menos tres horas diarias a ejercicios de musculación, y mantiene sus músculos tonificados, que no son nada parecidos a de un atleta olímpico, sino presentan lesiones musculares, conforme citan los noticiarios británicos.

Así es que ese trastorno ha alcanzado a muchos, sobre todo a varios artistas conocidos. Si por un lado, las pláticas y ejercicios físicos ayudan a corregir algo que incomoda o no está bueno en el cuerpo, pero por el otro ellos proporcionan vicios. Pues, si en la primera plástica se logra éxito, siguen en busca de otras, hasta que encuentren posibles defectos incluso dónde no existen. O entonces, se uno desea ser musculoso para conquistar alguien, se mata de hacer ejercicio en el gimnasio, sin notar, muchas veces, la exageración.

Esa obsesión parece caracterizar cualquiera exageración en busca de una imagen ideal, en vano, pues es una búsqueda de un esteriotipo de belleza que no se puede alcanzarlo. Por ejemplo, si uno quiere una nariz parecida al de Nicole Kidman, porque está insatisfecho con el suyo, procura la primera cirugía plástica y en vez de ponerse contenta, se frustra. ¿Por qué ocurre esa frustración? Porque la nariz “ideal” para esa persona es la del otro, aunque haga otras cirugías, la insatisfacción permanece hasta encontrar una nariz idealizada.

Esa disfunción involucra millones de persona en el mundo, que se mueren a causa de esos trastornos. El número de óbitos debido a cirugías plásticas ha asustado incluso a las universidades de medicina, pues con la facilitad de pagamentos, muchas personas ponen en risco sus vidas a fin de mantenerse una satisfacción estética. Aun procuran médicos sin registros en los consejos de medicina. Los datos apuntan para consecuencias aún mayores, puesto que esa fiebre ha empezado con celebridades de las teles que hicieron un rastro con la vanidad excesiva. Éste es el resultado final de ese conflicto cuerpo-mente, que en algunas ocasiones - como hemos podido conocer a través de los medios de comunicación - pueden llegar a ser mortales.

En la posmodernidad, el patrón debía haber quedado obsoleto y haberse alcanzado la liberación estética transformando lo que se entendía por belleza en salud, bienestar físico y mental, intelectualidad y educación en valores. Por desgracia, hasta la estética de lo que es saludable está sujeta a la moda. Y la educación en valores incluye el valor de la apariencia. Lamentablemente, para muchos, incluso mujeres, estar delgados y atractivos se ha convertido en lo máximo a lo que aspiran.

De esta forma, la obsesión por la imagen ha ido impidiendo en muchos casos que varias personas se desarrollan social y culturalmente, además de las pérdidas de vidas. La belleza, dicen los orientales, es un estado del ser, y ese estado del ser surge con la riqueza interior, cuando la mente es libre y no funciona en base a temores y condicionamientos externos. Hablaríamos entonces de una belleza que no se compra, ni se vende, que no depende de modas, adornos, color de piel, país o cultura. Es una belleza que emana fruto del trabajo personal, por tanto está al alcance de todo el que quiera cultivarla.

Referencias:
http://deusario.com/2007/12/a-ditadura-da-beleza-e-a-revolucao-das-mulheres.html, acceso: 18/10/2009).


Por Roseane Bomfim

¿Somos todos iguales?

Nuestra sociedad tiene muchos problemas, pero uno de los más graves son, sin dudas, los prejuicios. Los prejuicios separan a las personas en grupos. Lo peor es que estos grupos están clasificados en “mejores” y “peores”. Eso es lo más triste de todo.
Hoy son más comunes los prejuicios relacionados a “raza”. Y no importa que digan los científicos que raza sólo hay una: la humana. Hay siempre los que piensan que los negros, los judíos y otras “minorías” son peores. Hace pocos días, una mujer nigeriana fue discriminada en Roma. ¿Por qué? Por el color de su piel. Muy común también son las manifestaciones racistas con la suástica nazi. Pero los prejuicios no se acaban por ahí. Son discriminados también los homosexuales, los gordos, los deficientes y aquellos que sufren determinadas enfermedades.
Es cierto que tenemos todos algún tipo de prejuicio. A mi padre no le gustan los hombres de pelo largo. Hay también aquellos prejuicios que nos parecen divertidos: ¿ya oyó chistes de rubias o de portugueses? ¿No son, también, “pre-juicios”? Todo eso se sucede porque somos diferentes. Y esta diferencia, muchas veces, no nos parece buena. Esta distinción se queda más explícita por la padronización que hacen la televisión y los magazines. Estamos, de cierta manera, condicionados a lo que ellos dicen: ‘haga un régimen, tener su peso no es bonito’.
Acabar con los prejuicios es imposible, creo que esta es una dificultad que la humanidad no va a superar. Pero es posible un cambio en nuestras acciones. Nadie está obligado a aceptar a todas las personas (así como nadie está obligado a cambiar su condición, su carácter y personalidad por el gusto del otro). Pero es importante que sepamos que somos obligados a respetarlas. Con el respeto no estaremos libres de los prejuicios, pero estaremos libres para vivir en armonía.

¿Enanos o niños?

Vivimos un fenómeno en la sociedad, una especie de duda cruel nos consume. Andando por las calles, visitando a amigos o aun trabajando no es posible saber si las personas que vemos son niños o enanos. Algunas personas preguntarán, con razón: ¿Es que no pueden ser niños y enanos? Sí, pueden. Pero la confusión reside en el hecho de que actualmente estos pequeños seres humanos viven como adultos, lo que nos lleva a verlos como enanos, humanos maduros que no alcanzaron estaturas elevadas. Lo más triste de todo ello es darse cuenta de que la madurez en cuestión se impone por los padres y muchas veces de verdad no existe.

No hay más tiempo para la niñez, para jugar con los amigos, ensuciarse en la tierra y hacer cosas de niños. La tendencia social es “no desperdiciar tiempo”, por lo tanto es esencial empezar a aprender lenguas, música, hacer deportes o balet lo antes posible. ¿Qué el niño tenga tan solo tres o cuatro años? ¡Perfecto! Si no inicia ahora estará muy viejo después – a los ocho años, por ejemplo – para hacer todo lo que le imponen con perfección. Es común que los niños se vistan como adultos y están siempre tan llenos de tareas que es imposible verlos como chicos. A mucha gente le parece absurdo el hecho de que adolescentes de doce o trece años tengan celulares, pero si viven como adultos que disfruten las comodidades de la vida.

¿Qué estamos haciendo con la inocencia de estas criaturas? Esperamos que estén dispuestos – y que se salgan bien – a aprender dos o tres idiomas, hacer deportes diferentes, portarse con educación y madurez, tener responsabilidad, pero cuando quieren ser adultos y están de novios, se embarazan, se involucran en delitos o drogas, son condenados por el hecho de que sean niños y no adultos. ¿Seremos tan egoístas que, por tener tanta responsabilidad de adultos, queremos quitarles a los peques la mejor etapa de la vida? Ojalá veamos pronto que para ser niño es necesario muy poco, empezando por un hogar que lo reciba y por padres que le demuestren que la vida es más que tener o hacer muchas cosas.
por Mariana Ruas